miércoles, 15 de agosto de 2007

El hipertexto, ¿un laberinto virtual?

Podría decirse que la estructura de un hipertexto es similar a la de un laberinto, sin embargo, habría que dejar en claro algunos conceptos.
En primer lugar un laberinto físico es un espacio caótico, complejo y –en la mayoría de los casos-sin salida aparente. Recorrerlo puede llevar siempre al mismo lugar a través de caminos que bordean la incoherencia. Es cierto que un hipertexto se asemeja bastante a la idea de laberinto pero, ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?
Es importante señalar que si bien la lectura de un hipertexto es aleatoria y con multiplicidad de variantes, cada una de ellas sigue un orden lógico y ofrece diferentes alternativas al lector; con esto quiero decir que el concepto de coherencia esta presente y que estos “saltos” en el escrito tienen una finalidad específica.
El principal objetivo de quien crea un texto virtual, es que quien lo lee pueda ampliar la información y no hacer de esta un círculo infinito, es decir, sin salida, como ocurre en un laberinto. Sin embargo, el lector debe poseer ciertas competencias y habilidades para no “perderse” en esta encrucijada de palabras; debe ser capaz de recorrerla con atención y elegir bien los nexos que guiaran su lectura, para no quedar perdido en ella.
En resumen, un hipertexto está bastante lejos de ser un laberinto en cuanto a su estructura, sin embargo, puede convertirse en uno si el lector no cuenta con habilidades para recorrerlo; y aquí no existe el hilo “salvador” de Ariadna , solamente se necesita atención y prudencia para no quedar desorientado en esta gran red de información.